sábado, 7 de enero de 2012

Si estas paredes hablaran...

Hoy a 11:41 de la mañana (ya que mi novio a decidido quedarse durmiendo) me he levantado de un salto con una canción de Disney como despertador, me e puesto lo mas mona que una es capaz de vestirse con los ojos cerrados y he hecho algo parecido a peinarme. Me apetecían mucho unos caramelos así que me acerque al chino y tras una divertida conversación con Lili, la encargada me e comprado todo el mostrador. Como cuando era pequeña y no pensaba en otra cosa que gastarme toda mi paga en fotos y cromos de Rebelde, y como no en caramelos, cuando no sabía de la moda y aun no tenía esa cara obsesión por ella. Claro que pensándolo bien de pequeña tenía paga, y ahora que puedo disfrutarla si quiero dinero tengo que venderle pulseras artesanales a mi madre. Supongo que eran otros tiempos. Cuando aprendí el valor de una peseta, instauraron el euro en España, y mi padre iba en busca de las ultimas monedas, para meterlas en un bote y hacerme soñar que un día dentro de muchos años esas pesetas me harían millonaria.


El caso es que tras vaciar el mostrador de Lili, vacié el revistero de mi madre, cogí un par de cojines y me baje a la escalera. Me parece un sitio increíble en el que reflexionar, lugar de muchos recuerdos, y parada obligatoria después de cada gran día de esta, mi corta vida. Cuantos momentos importantes habrá presenciado ese portal 16 a lo largo de mis casi 16 años, cuantas emociones seguirían latentes cada noche al meter la llave en la cerradura, y cuantas veces abriría esa pesada puerta directa a la calle sabiendo o sin saber que salir de casa ese día marcaría un punto importante.
Si las paredes hablaran... Tendrían para ilustrarnos cientos de historias familiares. Y ahora están presenciando la mía. Ya no soy la niña que se quedaba jugando al balón prisionero frente al portal, ni la que se dejaba convencer por todo el barrio para salir a la calle cuando venían a llamar a la ventana. Porque ya no soy una niña y estoy segura de que dentro de poco estas mismas paredes me verán sacar las maletas de casa una vez mas, sabiendo que no volverán a entrar, salir por esa pesada y fría puerta de hierro y progresar.
Aquí esta toda mi vida, aquí dejare lo que soy y lo que he sido. Supongo que esta casa, estos cimientos, y esta escalera no estarán presente siempre para vivir mi historia, pero estoy segura de que siempre podrán contarla.

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