lunes, 6 de agosto de 2012

Dear Daddy:

No me suelo preguntar cuanto amor hay en mi vida. Las desgracias, el miedo, y todo el dramatismo que hay en mi vida ha tapado lo que debería ser mi razón para vivir
¿Por qué cuando pienso en mi infancia o en familia cuando aun se le podía llamar así, y lo único que veo es dolor, odio y nunca nada bueno? ¿ Y los buenos momentos? ¿nunca existieron?
Si, si existieron. Me acuerdo que un día comiendo en un chino con mi padre cogió un pan, y con el pan me enseño a entender un reloj de pared. Nos encantaba eso de los chinos, y jugar con los legos. Me acuerdo cuando intento "darme la charla" Si esa típica que te dan los padres cuando ya lo has aprendido todo, pero supongo que gracias ha eso soy tan abierta a la hora de hablar de sexo y si alguna vez, dios no lo quiera, me encuentro con algún percance seré capaz de contárselo a mis padres.
Me acuerdo de un día en que los dos, mamá y papá andaban descalzos por la casa y me sorprendió mucho porque a mi no me dejaban hacerlo. Es de las pocas veces que les vi bien.
Pero lo que más presente suelo tenes son esos momentos llorando en mi habitación preguntándome que hacia en una casa distinta, sin oír el tren, despertándome de golpe y aun un poco aturdida alucinar al ver que al otro lado de la ventana no había el paisaje de siempre, Aturdida y preguntándome porque papá no estaba ahí.
¿Por qué solo veo el miedo? Miedo de llamar un día y que no pueda cogerme el teléfono, de que este muerto. Que lo mate el alcohol, o que sea egoísta y se olvide de que hace aquí. Se esta matando lentamente.
¿Por qué me cuesta más ver que esta haciendo lo imposible por verme feliz? Siempre hace mucho por suplir todas mis necesidades, basta con una llamada para tener lo que necesito, y yo me escudo detrás de la absurda convicción de que lo hace para no sentirse tan mal padre, porque me es mas fácil que pensar que  lo hace simplemente porque me quiere. Es muy duro pensar que si me quisiera no me haría esto, y por mi intentaría quererse un poco más a el. Y arreglar un poco su vida, para volver a los chinos, los legos tirados en la alfombra, o las noches antes de irnos a dormir jugando con el gato en mi cama.
Soñaba con reformar el cuarto de la abuela, pintarlo entre los dos como hicimos con el de mercedes, poner bonitas fotos enmarcadas y macetas en la ventana. Pero en cambio el esta ahí... esperando que se le agoten los días. Y yo tengo miedo de que llegue el momento en que me quede sin recuerdos buenos y sea demasiado tarde para poder crear más.
A veces me siento culpable, por haber preferido huir, por no haber cogido las riendas de su vida, haber entrado en esa casa, en esa gran mente, y haberlo puesto todo patas arriba hasta que fuera capaz de caminar solo. Pero es complicado para una adolescente razonar que tiene que ser el adulto mientras la tratan como una niña.
Supongo que no hice todo lo que estaba en mi mano. Y lo que más odio es que cree que vive bien así, en su desastre, en su cómodo infierno.
Veo todos los días como la gente se pierde, como no le da importancia a pensar, a cuestionarse cada pequeña estupidez de la vida, y tener una razón para todo. Veo todos los días a gente cayendo en la ignorancia. Pero el no, el era el hombre de la gran mente. Como un héroe, la única persona con quien podía tener debates sobre cualquier tema, y no se cuestionaba que mi edad no hubiera llegado a las dos cifras, solo veía una niña con capacidad de argumentar, y podíamos hablar. Gracias a el soy infalible en un debate, y con la palabra es con lo único con lo que me siento cómoda y no estoy perdida.
Pero todos los genios desequilibrados verdad? Y esa mente se perdió también. La gran mente metida en una caja de impotencia, de total falta de fuerza de voluntad, de capacidad de desertar... Y eso es algo que también he aprendido de el.
Creo que a los dos nos ha llegado el momento de madurar, a los dos, antes de que uno de los dos nos perdamos y sea demasiado tarde. Lo siento papá, la inocencia no dura para siempre, ponte tu traje de adulto. En el fondo los dos sabemos que nunca es demasiado tarde!


No hay comentarios:

Publicar un comentario